Ay chica, estoy hecha un mar de dudas!

En el ayuntamiento del que es regidor mi esposo han iniciado el curso político con los típicos y tópicos temas de siempre, urbanismo, inmigración, tráfico etc. Pero fuera, en los pasillos y despachos, la atención se ha centrado en otro tema, del que sin quererlo, he sido el protagonista.Desde hace muchos años es costumbre que los cónyuges de los regidores y otros altos cargos reciban un regalo por su cumpleaños de parte del consistorio. Por lo general, las esposas suelen recibir sin ninguna sorpresa (puesto que siempre ha sido así) un ramo de rosas; mientras ellos, los esposos de las regidoras, reciben una billetera o en su defecto algún libro sobre pintorescos paisajes rurales.
El bonito detalle, comienza así, a tener algunos matices sexistas preocupantes.

La responsable de tan árdua tarea, al ser informada de mi nombre y fecha de cumpleaños no pudo evitar consultar con algunos de sus compañeros qué regalo creían que debía recibir yo. Parece ser que entre todos llegaron a la conclusión de que, para el primer caso "ambiguo" de este ayuntamiento, la solución correcta es darme elegir entre las rosas o la billetera. Finalmente decidieron contactar con mi esposo y que éste fuera el encargado de transmitirme el mensaje.

Detesto la idea de que una desconocida me regale flores porque lo dicte su agenda pero es que además, creo que es de muy mal gusto celebrar un aniversario con un ramo de vegetales muertos.
La billetera es el típico obsequio para salir del paso, ideal como último recurso para padres, abuelos o tíos, pero no para mi.
Y por último, el libro de paisajes rurales no sirve de nada si no conlleva una invitación para visitarlos alojándote en los mejores hoteles.Así pues y para seguir fomentando con ironía todos este absurdo dilema, he pensado confeccionar una lista alternativa con los siguientes obsequios que me gustaría recibir:

1- Unos plataformones de escándalo o en su defecto unos zapatos de tacón de aguja, para acudir a todos los saraos oficiales y pisar con elegancia a todo aquel que me caiga mal.

2- Un dildo decorado con la bandera municipal, para sentir profundamente el amor del pueblo y consolarme en los días de largos plenos.

3- Una Barbie, porque seguro que piensan que de pequeño debía jugar con muñecas y puestos a elegir, la prefiero con la cara de Joan Collins.

4- Las obras completas de Marisol o Rocío Dúrcal, puesto que después de ver Cine de barrio, están convencidos de que toda mariquita lleva una niña prodigio en su interior y si es folklórica, mejor.

5- Un casco de obrero, para visitar con total seguridad las obras municipales y seleccionar a los trabajadores más fornidos y con mayor paquete.

6- Una petaca con lentejuelas, para animar con un poquito de vodka esos aburridos actos en los que solo sirven refrescos y zumos. El detalle de las lentejuelas es para que me combinen con los citados plataformones y convertirme en una versión más gay de Sue Ellen (todo un ejemplo a seguir).

7- Un kit formado por una boa de plumas (para reponer las que se me caigan) y un vestido de muchos brillos, para subir y bajar escaleras como toda una reinona.

8- Un juego de costura y bordado, para poder coser una mantelería con nuestras iniciales. La mía en ROSA y la suya en AZUL, o al revés? Ains, estoy hecho un mar de dudas!!!




Pdta: Gracias a Yunza por su inestimable colaboración fotográfica. Respecto al vídeo...siento que no haya sido el de tu elección pero por mucho que insistas, yo no te veo como Diana Peñalver. Si me hubieras dicho Beatriz Carvajal....